Algunas cosas no cambian

“Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios.” Hebreos 3:4, versión NVI online.

La revista brasileña Galileo, publicó el hallazgo de un pájaro del período cretáceo, con una edad estimada en 100 millones de años. Fue encontrado en gran estado de conservación por el equipo de Lida Xing, científico de la Universidad de Geociencias de Pekín. El ave tenía pocos días de vida cuando quedó atrapada en un charco de savia vegetal (ámbar), lo que permitió su conservación.

Fue posible encontrar vestigios de la tonalidad de las plumas, que eran marrones. “Los paleontólogos afirman que esa especie de animal convivió con los ancestros de los pájaros modernos y se extinguió junto con los dinosaurios, hace 66 millones de años”.

Esta nota es como cualquier otra similar, ¿no? Pero veamos algunos detalles que son pertinentes a nuestro análisis desde el punto de vista creacionista.

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Nos preguntamos:

  • ¿Cómo es tan parecido ese fósil de 100 millones de años a la versión actual de un ave?
  • ¿Cómo puede haber conservado los colores por tanto tiempo?
  • ¿Cómo es que ese animal posee todas las estructuras que deberían haber evolucionado a lo largo del tiempo?
  • ¿Dónde están los ancestros menos complejos que supuestamente dieron origen a este fósil tan complejo, a su vez ancestro de las aves actuales?

En fin, el pájaro encontrado ya tenía alas, es decir que podía volar (un grado de complejidad bastante alto). Debía tener, por lo tanto, neuronas especializadas que controlaran la capacidad de volar; debía tener plumas y otras estructuras. En fin, se trata de un organismo tan complejo que debería haber evolucionado mucho tiempo después. Pero supuestamente tiene 100 millones de años, ¡y es idéntico a los pájaros modernos!

O la datación está equivocada, o el árbol evolutivo de las aves está equivocado. O quizás, lo más simple sea admitir que la hipótesis evolucionista está equivocada.

Sin embargo, si aún quedan dudas, piensa en esto: los hallazgos en varios lugares del mundo demuestran que las aves y los reptiles, así como los peces de variadas formas y estructuras, todos muy bien diseñados y altamente complejos, siempre han sido contemporáneos, es decir, vivieron al mismo tiempo en el pasado. Entonces, ¿quiénes fueron sus antepasados? ¿Dónde están las formas transicionales o “eslabones perdidos” de esos seres?

Imagina que estás en tu habitación escribiendo una carta a alguien. Comienzas a escribir y relees lo escrito. Decides que no está bien escrito. Debes corregirlo. Entonces, tiras la hoja y comienzas otra vez. Imagínate que repites esa carta una y otra vez. Cuando terminas la versión final de tu carta, miras el suelo y ves que está lleno de hojas arrugadas. ​

Ahora, piensa: ¿Qué dirías si al entrar en tu cuarto encontraras escrita la carta que pensabas escribir? ¡Sí, eso mismo! Pensarías que alguien la escribió por ti. Una interpretación semejante es la que tenemos de este hallazgo. Ese pájaro es una carta del Creador, escrita perfectamente, sin intentos fallidos. Él no tuvo necesidad de esperar por largos períodos de tiempo. Formó esas estructuras completamente funcionales en un instante. Toda esa complejidad para volar solamente pudo provenir de las manos de un Creador. Sin embargo, nota que los creacionistas también creemos que los seres vivos son capaces de sufrir cambios a lo largo del tiempo, para adaptarse a las condiciones que les toque enfrentar.

Oberva las variadas razas de perros. Son muy diferentes, pero todos son perros. En ningún momento podrían convertirse en otra especie diferente de animales.

¿Hasta cuándo la ciencia darwinista va a engañar a las personas con promesas que no puede cumplir? No se pueden ocultar las evidencias que señalan al Dios Creador de la naturaleza y los seres vivos.

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