El cerebro: una maravilla de la inteligencia divina

A pesar de los avances científicos en el conocimiento del cerebro, el más complejo de todos los órganos del ser humano, todavía hay preguntas sin respuesta. Veamos algunas de las maravillas que sí conocemos acerca del cerebro humano:

  • Es el centro de control de todos los aspectos de nuestra vida: el razonamiento, la memoria, la inteligencia, las emociones, los sentidos, la frecuencia cardíaca, la regulación hormonal, la coordinación motriz, etc.
  • Su peso es de aproximadamente 1 kilo y medio en un adulto, semejante a lo que pesa una computadora portátil, aunque nuestro cerebro es infinitamente más eficiente que una computadora
  • El cerebro del feto comienza a diferenciarse a partir del primer mes de gestación, produciendo 250 mil células especializadas (neuronas) por minuto.
  • El cerebro completamente formado está compuesto de aproximadamente 100 mil millones de neuronas. La red neuronal establece innumerables sinapsis (uniones químicas) entre axones y dendritas.
  • La gran capacidad de almacenamiento de información está dada por las conexiones entre las neuronas y otras células nerviosas. Se calcula que se establecen más de mil billones de conexiones.
  • Si nos limitamos a la información de uno solo de los 5 sentidos, la vista, sabemos que el nervio óptico envía al cerebro 72 GB de información por segundo. Esto equivale a subir 18 mil canciones a un iPod.
  • En cuanto a la velocidad de respuesta a estímulos, nuestro cerebro es muy veloz. Por ejemplo, ante el estímulo peligroso de pisar descalzos un trozo de vidrio, nuestro cerebro reacciona levantando el pie lesionado en un acto casi instantáneo, pero además envía órdenes para mantener los brazos extendidos y balancear el cuerpo en un solo pie. La sensación de dolor genera también la conciencia de lo que nos ha sucedido y la respuesta a dicha situación.

Parece prácticamente imposible que todas estas habilidades y maravillas se hayan originado mediante procesos evolutivos de millones de años. Si cualquier objeto manufacturado, por más sencillo que sea, requiere de planificación y diseño; cuánto más un órgano tan complejo como el cerebro requiere una inteligencia muy superior a lo que puede realizar este órgano formidable. Esa inteligencia es la inteligencia divina. David, el salmista, lo señaló en el Salmo 139:13-18.

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.

¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!

Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido.

Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.

¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!

Si me propusiera contarlos, sumarían más que los granos de arena…

Adaptado de un blog