El número de oro

El número de oro

Al analizar la naturaleza descubrimos que las casualidades no existen. El diseño complejo y la belleza de la simetría son evidencia de un gran Diseñador.

Cuando te dispones a completar una tarea escolar asignada debes planificar, hacerte preguntas, investigar, diseñar, escribir, revisar, organizar la información. Así podrás llegar a completar el proyecto de la mejor manera.

Así también, cuando observamos la naturaleza, descubrimos mucho diseño, un cierto equilibrio en las proporciones, lo que la mayoría percibe como belleza. ¡Es imposible que todo lo que vemos haya surgido por casualidad, sin intención ni propósito, sin un plan previo y organización!

Desde la antigüedad, los estudiosos de la naturaleza y las matemáticas se dedicaron a analizar ciertas proporciones de simetría en las nervaduras de las hojas, el espiral de los caracoles, la disposición de los pétalos de las flores ¡y hasta la forma del cartílago de las orejas en las personas!

Y encontraron que había una proporción que se repetía constantemente en diferentes partes de la naturaleza. Ellos decidieron llamarla “la proporción de oro” o “el número de oro”. Este número también está presente en toda producción humana, en las bellas artes y en la arquitectura, durante siglos. Pero fue tomada de los diseños del mundo natural.

Fidias, el más famoso de los escultores y arquitectos de la Antigua Grecia, probablemente haya utilizado el número de oro en su obra maestra: el Partenón. Y para honrar su memoria, a principios del siglo XX un matemático decidió utilizar la letra griega fi (φ / Φ) como símbolo del número áureo. El número de oro o proporción áurea es un número irracional que no puede representarse como fracción.

Φ = 1,618033

El número φ representa la proporción que guardan entre sí dos segmentos de recta a y b (a más largo que b), que cumplen la siguiente relación: La longitud total, suma de los dos segmentos a y b, es al segmento mayor a, lo que este segmento a es al menor b. Escrito como ecuación algebraica:

Podemos entonces representar un rectángulo áureo siguiendo esa misma proporción. Para ello, tomamos cualquiera de los segmentos y consideramos la proporción del número de oro. Basta con dibujar al lado del rectángulo un cuadrado cuyos lados midan la altura del primero, y así sucesivamente.

Euclides obtiene el rectángulo áureo AEFD a partir del cuadrado ABCD. El rectángulo BEFC es asimismo áureo.

El rectángulo cuyos vértices se definen por los puntos AEFD es áureo, debido a que su lado mayor AE y su lado corto AD presentan la proporción del número áureo. A partir de este rectángulo se puede obtener la espiral dorada, que es una espiral logarítmica, presente en la naturaleza:

La naturaleza es un libro que nos relata, a través de sus diseños, la sabiduría y omnisapiencia de su Autor, nuestro Creador.