Límites de la creación

En la creación de Dios encontramos mucha variedad y nuestros ojos se maravillan cuando la observamos.

Si observas las hojas de los árboles, notarás que no todas son iguales en tamaño, color y simetría. Sin embargo, a pesar de que todas son diferentes, podrás decir que todas pertenecen a la misma especie de árbol. Inconscientemente o no, identificamos ciertas características que las hacen parecidas entre ellas.

Lo mismo ocurre, por ejemplo, con nuestras mascotas. Aunque existen más de 400 razas de perros, todas pertenecen a la misma especie canina. Los perros tienen patas y no alas, tienen hocico y no pico y tienen pelos y no escamas.

La naturaleza es dinámica, es cambiante, pero dentro de ciertos parámetros que ya fueron establecidos por el Creador.

El registro bíblico señala que Dios “…vio todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Toda la Creación era semejante a su Creador, en todo se reflejaba la ley del amor. Todas las criaturas buscaban el bien de sus semejantes y alababan a su Hacedor.

Ni los cambios de temperatura, ni nuevos ambientes, ni aún los rayos del sol podían crear una nueva especie. Todas las adaptaciones se daban dentro de una misma especie.  La creación ya había sido acabada y “era buena en gran manera”.

Por eso, el registro bíblico resume así la diversidad de la creación divina: “Produzca la tierra seres vivientes según su género, ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así” (Génesis 1:24). Dios estableció claramente los límites de cada género.

Dios colocó a Adán y Eva en el huerto del Edén para que fueran mayordomos de la Creación. Ellos debían cuidar y proteger a todas las criaturas para garantizar su bienestar. Grandes fueron los atributos entregados en las manos de la raza humana y si hubiesen seguido las indicaciones del Maestro, todo hubiese sido como en un principio.

Aunque hoy en día existen animales carnívoros que no existían en el Edén, Dios nos promete restaurar todas las cosas y hacerlas como en un principio.

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” Apocalipsis 21:4