Listo para nacer

Uno de los momentos más maravillosos de la vida es el nacimiento de un bebé. En la hora del parto, impresiona el hecho que tanto el bebé como la mamá tiene “dispositivos” que auxilian en el nacimiento. Una de esas facilidades tiene que ver con el tipo de esqueleto del bebé.

El esqueleto del feto es suave y flexible, porque no está hecho de huesos duros. Pero, ¿de qué es, entonces? Respuesta: de cartílago, un tejido elástico, flexible y muy resistente, adherente a las superficies articulares de los huesos, las partes del esqueleto que se doblen.

El cartílago que forma el esqueleto inicial del fecho tiene un nombre diferente: hialina. Es a partir de ella que los huesos se desarrollan. Mientras la mayor parte de hueso se endurece gradualmente, a medida que vamos creciendo, las extremidades de los huesos permanecen como cartílago durante toda la vida y forman una especie de almohada elástica en las uniones.

Un detalle más: en el bebé, los huesos de la cabeza todavía no están pegados y todo el cráneo es ligeramente flexible. Eso hace que la cabeza del niño salga más fácilmente en el momento del nacimiento.

Esos mecanismos funcionan perfectamente desde el inicio, o de lo contrario ni la mamá ni el bebé vivirá para contar la historia.

“¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!”

Por: Michelson Borges

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