Los gatos, ¿tienen 7 vidas?

“El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10, versión Dios Habla Hoy online.

Seguramente escuchaste alguna vez la frase: Los gatos tienen 7 vidas. Pero lo que tal vez no sepas es que, depende de dónde vivas, ¡los gatos pueden tener hasta nueve vidas! En los países de habla inglesa, la expresión es: “A cat has nine lives…”

¿Cómo comenzó este mito? Podríamos remontarnos hasta la Edad Media, un momento en que las personas acostumbraban vivir alrededor de castillos y ciudades fortificadas, por temor a los peligros mortales que acechaban por todas partes. Los gatos siempre sorprendieron a la humanidad por ser muy resistentes, difícilmente se enferman. Además, están dotados de gran agilidad, especialmente cuando caen o saltan de lugares muy altos. Por estas características, se fueron ganando el apodo de tener más de una vida. Como vimos, algunas culturas le atribuyen siete o hasta 9 vidas.

Además, en la Edad Media las hechiceras los usaban como “conductores” de pestes y encantamientos. Los más demandados ​​eran los gatos negros, ya que al ser semejantes a la oscuridad podían asustar más a las personas que creían en hechicerías.

Por otra parte, en el Oriente los gatos eran reverenciados como dioses, mucho antes de la Edad Media, incluso en el antiguo Egipto.

Otro hecho interesante es que, mientras en el norte de Europa la gente los asociaba con la mala suerte, los árabes los tenían como animales que conferían 7 años de suerte. Mahoma, por ejemplo, tenía muchos gatos a su alrededor. Cuando los árabes dominaron la Península Ibérica (Portugal y España) por casi 800 años, deben haber extendido esta cultura entre los países que colonizaron y, probablemente, la buena fama de los gatos entre los árabes ayudó a erradicar un poco el mito medieval.

Por supuesto, desde el punto de vista científico y biológico, los gatos solamente tienen una vida, como cualquier otro organismo. Por eso, debemos tratarlos con respeto, como al resto de los animales. Muchas personas se dejan influir por supersticiones sin fundamento, y las usan para justificar o lastimar a los seres vivos. Pero los cristianos debemos siempre proteger la vida y cuidar de nuestro planeta, exactamente como la Biblia pide que hagamos.

¿Y por qué se les atribuyó exactamente 7 o 9 vidas? Bueno, algunas suponen que ambos números poseen un significados místico similar para varias civilizaciones, culturas y religiones. Según ellos, ambos números poseen una cierta energía, o potencia mágica que confería vida y gran abundancia a aquellos que lograran encontrar su equilibrio en la vida. Cada uno de esos números representaba la vida eterna, o el deseo de conseguirla.

En general, la gente siempre busca encontrar una manera de prolongar su vida lo más posible. Pero eso es algo que ningún ser humano puede hacer. El único que aseguró tener vida eterna es Jesús. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6, versión Reina-Valera 1995 online). Entonces, conocer a Jesús es el primer paso para asegurarnos la vida eterna.

Los seres humanos y el resto de las criaturas que Dios creó recibimos el regalo de la vida. Pero no somos capaces de crear vida, porque no somos los dueños de la vida. Por eso, Jesucristo vino a esta Tierra, para poner su vida en rescate por nosotros. Jesús no tiene vida prestada ni derivada de otro. ¡Él es la Vida! Y porque nos ama estuvo dispuesto a entregar su vida, para que podamos tener esperanza de vida eterna. Todos podemos perder la vida; sin embargo, Jesús interviene en la historia para ofrecernos vida eterna. El Señor no midió esfuerzos para buscarnos.

“De todas las criaturas, la oveja es una de las más tímidas e indefensas, y en el Oriente el cuidado del pastor por su rebaño es incansable e incesante. Antiguamente, como ahora, había poca seguridad fuera de las ciudades amuralladas. Los merodeadores de las tribus errantes, o las bestias feroces que tenían sus guaridas entre las rocas, acechaban para saquear los rebaños. El pastor velaba por su rebaño, sabiendo que lo hacía con peligro de su propia vida… Jesús nos conoce individualmente, y se conmueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dió a veces instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para hallar a una de sus ovejas.” (El Deseado de todas las gentes, versión online).