Propiedades de las piedras preciosas

Entre los objetos inanimados de la naturaleza, las piedras preciosas se destacan por su belleza. Desde la antigüedad, fueron valoradas por su durabilidad y resistencia, formando parte de coronas y cetros de gobernantes distinguidos.

Desde la minerología, a las piedras preciosas se las puede clasificar de acuerdo con su dureza, su rareza y color, entre otras características.

Si se considera la dureza, se debe tener en cuenta, que no consiste solo en soportar grandes pesos o conservar la forma frente a grandes fuerzas, también se evalúa la capacidad de resistir el rayado de otra piedra. Esta dureza va a depender del tipo de enlace presente entre los átomos de la estructura cristalina.

En 1825, el minerólogo alemán Friedrich Mohs creó una escala para medir la dureza o resistencia del rayado de distintos minerales. Para su confección, utilizó minerales fáciles de conseguir. Aunque la escala no es lineal, sirve para determinar el mineral más duro que se puede utilizar para rayar a otro material. Esta es la escala original de Mohs:

DUREZA MATERIAL DUREZA

ABSOLUTA

1 Talco 1
2 Yeso 3
3 Calcita 9
4 Fluorita 21
5 Apatita 48
6 Ortoclasa 72
7 Cuarzo 100
8 Topacio 200
9 Coridón 400
10 Diamante 1500
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Otro aspecto a tener en cuenta es la rareza. Según el diccionario de la Real Academia Española, algo es raro cuando es “poco común o escaso en su clase o especie”.

Dentro de la minerología, esto puede variar a partir de los hallazgos más recientes. Por ejemplo, la amatista era una piedra preciosa y dejó de serlo cuando se descubrieron las minas de ese mineral en Brasil.

El color es otra propiedad sumamente valorada. Cuanto más unificado y brillante sea el color, más valiosas se torna la piedra. El verde característico de la esmeralda se debe al contenido de cromo y vanadio que posee; el color rojo del rubí, principalmente por el hierro y cromo. El color más característico del zafiro es el azul, debido o los óxidos de hierro y titanio. En el caso del diamante, según lo establecido por el Gemological Institute of America (GIA), cuanto más color tiene un diamante, menor es su valor.

En la Biblia, las piedras preciosas son mencionadas tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, en diferentes situaciones. Por ejemplo, en el pectoral del sumo sacerdote, en los tesoros del rey Salomón, en las ruedas de los carros de los querubines, en los cimientos de la Nueva Jerusalén, etc.

Sin embargo, el rey Salomón, a pesar de toda su riqueza, considera que la sabiduría es de mucho más valor. En el libro de Proverbios, nos recuerda:

“Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara” (Proverbios 8:11, NVI online).

“Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata” (Proverbios 16:16, NVI online).