
El sistema planetario
“Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste…” (Salmos 8:3, NVI online)
Sin duda ya has contemplado una noche estrellada. Al mirar el firmamento y pensar en la inmensidad del universo, podemos percibir la intervención de Dios en las leyes que rigen las estrellas y los planetas, y permiten que nuestro Sistema Solar funcione perfectamente. El Señor se lo dijo así a Job: “¿Conoces las leyes que rigen los cielos? ¿Puedes establecer mi dominio sobre la tierra?” (Job 8:33, NVI online)
¿Qué leyes sustentan el movimiento de los planetas?
Gracias a las investigaciones de Nicolás Copérnico y Galileo Galilei, refrendadas por Johannes Keppler, reconocemos que los planetas poseen dos grandes tipos de movimientos: rotación y traslación.
La rotación es el movimiento que realiza un planeta sobre su propio eje, determinando así la duración de los días en cada uno de ellos.
Cada planeta posee su propio tiempo de rotación, que depende de su tamaño y forma. En nuestro Sistema Solar, encontramos:
Duración de un día en:
Llamamos traslación a la trayectoria de los planetas alrededor del Sol. Así se determina la duración de los años en cada planeta.
Duración del año:
Si bien la Biblia no es un libro de ciencias naturales, refiere que la Tierra y los planetas creados poseen movimientos específicos. Además, nos informa que el universo se mantiene gracias a las leyes inmutables del Creador. Por eso, cuando algún ser humano se enorgullezca de lo que sabe o descubrió acerca del Sistema Solar, recuerda lo que dice la Palabra de Dios:
“¿Dónde estabas cuando puse las bases de la tierra? ¡Dímelo, si de veras sabes tanto!” (Job 8:4, NVI online)
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