Un día de 24 horas no es casualidad

Un día de 24 horas no es casualidad

“En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios” (Juan 1: 1, DHH online).

Supongamos que estás haciendo un cálculo matemático que llega a una situación de tipo 1 + 1. ¿Qué respondes? Creo que dirás 2. Eso es correcto. Pero, ¿y si pones, por ejemplo, 3? La respuesta estaría mal. En una operación tan sencilla como esta no habría problema, bastaría con corregir el error y continuar. Ahora piensa en el atuendo de un astronauta. Es un tipo de nave espacial portátil, que preserva la vida de una persona mientras está en el espacio. Un mínimo error de cálculo y ¡paf!, la vida se ha terminado. En los trabajos de la NASA y otras agencias espaciales, por ejemplo, todos los cálculos realizados se revisan no solo una vez, sino varias veces, buscando errores o imprecisiones, ya que en este caso son fatales. La búsqueda de una precisión exacta en los números es la diferencia entre la vida y la muerte, por eso los equipos de científicos los toman muy en serio.

Ahora pensemos en términos mucho más grandes: un planeta entero. La Tierra gira una vez cada 24 horas produciendo el intervalo de tiempo llamado “día”. Piensa, ¿y si ese giro fuera diferente?

Si la Tierra girara más lentamente, tendríamos temperaturas más extremas día y noche. Nuestra vida sería muy diferente a la que tenemos hoy. Zonas más cálidas en el centro y más frías en los bordes.

Un día de 24 horas no es casualidad

Otros planetas tienen “días” que a menudo son más largos que los de la Tierra, lo que produce temperaturas abrasadoras durante el día, seguidas de noches heladas.

La rutina diaria normal de plantas y animales sería imposible si el día de la Tierra fuera mucho más corto que el actual. La jornada de 24 horas parece genial, ya que sirve para equilibrar la temperatura de la Tierra (más o menos como un pavo que gira en una parrilla).

Es demasiada planificación, cada elemento en su lugar adecuado, respondiendo a cada detalle de la naturaleza. Un equilibrio tan seguro y misterioso que muchos científicos solo pueden atribuirlo a Dios.

Por lo tanto, difícilmente podríamos mejorar la disposición actual de inclinación y rotación que parece estar planeada para nuestra comodidad. Nuestra inclinación actual genera estaciones asociadas con fluctuaciones en el tiempo, produciendo una cantidad máxima de tierra cultivable y estaciones agradables. La rotación actual de la Tierra ayuda a calentar su superficie de manera uniforme y provoca vientos y corrientes oceánicas en la medida correcta.

La Tierra tiene la inclinación y la rotación exactas, a una distancia segura del Sol, aptas para la vida y para los muchos procesos naturales importantes. Para el evolucionista esto es un extraño accidente, pero para el creacionista es un testimonio maravilloso de la planificación de Dios.

Entonces, si reunimos la evidencia, podemos entender que nuestro mundo fue exactamente planeado, de principio a fin, como la Biblia lo dice.

Esa es una verdad fantástica.

Y tú, ¿ya has leído tu Biblia hoy?