Dividimos bien el paso del tiempo en dos momentos: el día claro y la noche oscura.

Cuando no hay nubes o vapor en el cielo, podemos apreciar el efecto de las moléculas que componen el aire de nuestra atmósfera. Ellas son como pequeñísimos espejos que reflejan la luz que proviene del Sol. Pero, ¿sucede así en todos los planetas? Por ejemplo, en la Luna, ¿sucede lo mismo?

¡Veamos! En la Luna no es así, porque no tiene atmósfera. Por lo tanto, incluso cuando los rayos del sol llegan directamente a la luna, el cielo alrededor sigue siendo oscuro y se pueden ver las estrellas.

Si pudiésemos salir de nuestra atmósfera y viajar por el espacio en una nave, podríamos ver un gran universo oscuro. Esto se debe a que hay muy pocas partículas que pueden reflejar la luz en nuestra dirección. ¡Por eso el espacio es muy oscuro!

Otro factor que debe tenerse en cuenta son las distancias entre las estrellas, como nuestro Sol. Ellas están muy separadas, muy lejos unas de otras. Es por eso que las estrellas son visibles por la noche, porque la oscuridad las rodea.

Y, hablando de luz, Jesús se presentó a sí mismo como la luz del mundo. Así que, esfuérzate por mirar hacia la luz correcta, porque este mundo te mostrará muchas otras luces que solo sirven para distraerte.

¡Sigue siempre la luz de Jesús!