La verdadera Navidad

La verdadera Navidad

“Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes. Y he aquí unos magos vinieron del oriente a Jerusalén 2 preguntando: —¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido para adorarle” (Mateo 2:1, 2, versión Reina-Valera Actualizada online).

El año tiene 365 días. Algunas fechas son más especiales que otras y pueden hacerlo inolvidable. Cumpleaños, bodas, graduaciones, mudanzas, viajes, entre otros. Hay fechas personales y generales. Tu cumpleaños puede no ser una fecha importante para tu vecino, aunque para ti sea muy importante. Pero hay fechas que son recordadas por muchos y movilizan a toda la sociedad. La Navidad es una de ellas.

Si bien la Navidad se estableció para recordar el nacimiento de Cristo y su regalo de salvación y vida eterna, el espíritu religioso se ha perdido casi totalmente, superado por el espíritu materialista. Casi nadie recuerda que la Navidad celebra la encarnación de Dios, el fin de la muerte y la reconciliación con Dios. Para la mayoría, la Navidad no es más que una temporada comercial. El enemigo de Dios logró esconder el verdadero significado de esta fecha detrás de símbolos y tradiciones sin sentido. Incluso ha hecho que el personaje más famoso de la Navidad ya no sea Jesús niño, sino un abuelito simpático o un grupo de tres reyes.

De hecho, Papá Noel fue una creación de Coca Cola en la década de 1950. ¡Por eso su traje es rojo! También se lo relaciona con San Nicolás, el santo al que le gustaba dar regalos a los niños pobres de la región de la actual Turquía. Pero, ¿por qué hacemos esto? ¿Qué tiene que ver con el verdadero espíritu navideño?

En nuestra casa armamos el tradicional árbol de Navidad, más para las fotos que para cualquier otra cosa. La tradición indica que el árbol se arma a principios de diciembre. En mi casa solemos colgar una bolsa que se va llenando de ofrendas de dinero durante todo el mes. ¿Por qué hacemos eso? Sigue leyendo y lo descubrirás.

Pero hay muchas más tradiciones sobre la Navidad que tenemos que abordar. Una de las cosas que debe quedar clara en la mente de todos es el hecho de que Jesús no nació en diciembre, y mucho menos el 25. Hay consenso entre los historiadores en que el nacimiento de Jesús habría ocurrido a mediados de octubre. Así que deberíamos celebrar la Navidad en octubre, no en diciembre.

Lo importante es saber qué estamos celebrando y cómo celebrarlo. Muchos creen que la Navidad hay que celebrarla como enseñan algunas películas de Hollywood con finales felices. Esas historias siempre terminan alrededor de una mesa llena de personas, pero donde falta el verdadero motivo de la celebración. Dan paso a todo, menos a Jesús y su nacimiento. Hay regalos para todos, menos para el cumpleañero, nuestro Señor Jesucristo.

La única referencia bíblica para los actuales Reyes Magos está en Mateo 2:1-12. De hecho, no se aclara cuántos eran ni quiénes eran realmente. Podrían ser astrónomos, pero quizás no eran reyes o gobernantes. Este título, el de los reyes, fue colocado en una traducción en el siglo III. El hecho de que no haya registros del paso de estos personajes se suma al evento astronómico más significativo, que fuera la estrella de Belén quien los guiara, ya que no hay regularidad en los cielos de aquellos días que pueda explicarlo. Pero ¿quiénes eran estas personas que ofrendaban regalos? La referencia a estos hombres es tan fuerte que la tradición finalmente los nombró 800 años más tarde, incluso dándoles ciudades de localización.

Persia India Arabia
Melchor Gaspar Baltazar
En hebreo: rey de la luz El blanco Señor de los tesoros
Oro
(Regalo para un rey)
Incienso
(Regalo para un religioso)
Mirra
(Regalo a un profeta)

Gracias a ellos, en Navidad nos damos regalos el uno al otro.

Nuestra ofrenda de Navidad, depositada durante todo el mes de diciembre en la bolsa de árbol es destinada a comprar alimentos y objetos de primera necesidad para que ADRA, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, entregue a quienes lo necesiten. Ninguno puede dar todo, pero todos podemos dar algo. Ayudar a los demás no es tan fácil como parece. Intenta pensar en todo lo que Jesús dejó y entregó para que nosotros podamos tener esperanza.

La próxima Navidad te invito a redescubrir el verdadero espíritu de Jesús. Mientras tanto, continuaremos aprendiendo de nuestro maravilloso Dios.