El planeta azul

El planeta azul

“Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros” (Isaías 25:1, Nueva Versión Internacional online).

Si tuvieras que construir una casa. ¿Qué tendrías en cuenta?

No sé qué opinas tú, pero los expertos dicen que lo más importante es la ubicación. Debería estar cerca de una fuente de agua potable y alimentos, ubicada en una zona de temperatura agradable. Para lograr óptimas condiciones de vida, debería emplazarse fuera de zonas con alta probabilidad de catástrofes naturales.

Veamos las condiciones de ubicación de nuestra “casa” en el Universo. El planeta Tierra se encuentra a 150 millones de kilómetros del Sol. Esta distancia tiene consecuencias favorables sobre el clima del planeta. La fuente de calor y luz se halla a una distancia justa: ni demasiado lejos, ni demasiado cerca. La temperatura promedio mundial es de 15 a 16 grados, muy agradable. Si bien hay lugares desérticos como el Sahara, con 50 grados y la Antártida, con temperaturas bajo cero, aun allí es posible la vida.

Otro aspecto importante a tener en cuenta son los movimientos terrestres. La Tierra rota sobre su eje durante 23 horas 56 minutos y 4 segundos. Esta rotación moderada determina una duración ideal para la luz y la oscuridad. Nuestro día de 24 horas es lo suficientemente largo para terminar las actividades y lo suficientemente corto para que no existan temperaturas extremas, ni mucho frío ni mucho calor. Mercurio, por ejemplo, el planeta más cercano al Sol, gira sobre su eje cada 59 días terrestres. Por lo tanto, tiene largos períodos de calor y de frío, lo que hace imposible la vida en ese planeta.

Con respecto a nuestro satélite -la Luna- la Tierra recibe grandes beneficios por su ubicación. Si nuestro planeta se encontrara más cerca de la Luna, las mareas serían destructivas y grandes porciones de la Tierra serían inhabitables. Si nos alejásemos de ella, las aguas no se moverían y quedarían estancadas cerca de la costa.

“Una abundancia de agua que fluye, un patrón favorable para el clima, suelo fértil adecuado para la agricultura, mareas oceánicas que mantienen limpias las costas, una atmósfera sustentadora de la vida llena de bellas nubes que transportan un tesoro líquido y un satélite de tamaño y atracción ideal, un campo magnético protector, una posición óptima en el Sistema Solar… son los ingredientes de una fórmula inimitable, y que si cambiáramos un elemento en ella o lo dejáramos afuera, se produciría una catástrofe”. Ciencia de los Orígenes, N° 39, 1994.

“Aquel que es perfecto en sabiduría” creó nuestro mundo. Ningún aspecto dejó de lado para que sea perfecto. Y cuando terminó la creación, leemos: “Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno. Y fue la tarde y fue la mañana del sexto día” (Génesis 1:31, versión Reina-Valera Actualizada online).