Interrelaciones de especies alteradas

Interrelaciones de especies alteradas

“El Señor creó a los seres humanos para que fueran seres sociales y se propuso que fuéramos imbuidos con la naturaleza bondadosa y amante de Cristo. Quiso que por medio de la asociación mutua nos vinculáramos en estrecha relación como hijos de Dios, con el fin de trabajar para el momento presente y la eternidad” (White, El ministerio médico, versión online).

El nido de un ave sobre un árbol. El árbol arraigado en la tierra absorbiendo agua. El agua que circula por la napa subterránea que llega al río. El agua del río se evapora y riega los campos que dan frutos. Los frutos sirven de alimento a las bestias del campo. Toda la vida del planeta está estrechamente vinculada. Nadie puede vivir para sí. Fue el plan del Creador que todas las criaturas vivieran en permanente relación. El que tiene amor se brinda, está dispuesto a dar, a entregarse en favor del otro al igual que su Sustentador.

Pero desde que el pecado entró a nuestro planeta, esta ley de amor se rompió. Donde había amor, ahora hay odio; donde había vida, ahora hay muerte; donde antes había unión, ahora hay desunión. Nuestros primeros padres aceptaron la propuesta del engañador de conocer el mal. Todos los animales en el jardín del Edén eran herbívoros. No era el plan de Dios que vivieran a expensas de la muerte de otro ser vivo. La hierba del campo, las frutas y semillas podían servir de alimento para todos los seres vivos.

Según investigaciones de National Geographic se han encontrado cocodrilos fosilizados con vegetales en el estómago. “Un par de modelo impresos en 3D muestran las formas complejas de los dientes de dos parientes extintos de los cocodrilos. Las formas dentales indican que estos cocodrilos eran herbívoros”. Los dientes de los herbívoros son piezas llenas de recovecos y grietas que incrementan el área de superficie y permiten masticar el alimento antes de comenzar la digestión. Esas características demuestran que los animales no eran carnívoros desde el origen. La cadena alimentaria en el Edén formaba parte de un plan perfecto. Una alimentación sin sufrimiento ni muerte.

En la actualidad vivimos los resultados de la acción del hombre en la naturaleza. La modificación de lo creado. Sin embargo, Dios promete un cielo nuevo y una tierra nueva. En el libro de Apocalipsis 21:1 se afirma:

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (versión RV60 online).

En el libro de Isaías 11:6 se detalla aún más cómo será la relación de los animales entre sí:

“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán junto, y un niño los pastoreará” (versión RV60 online).

Dios puede restaurar la vida de cada uno de nosotros para habitar el nuevo mundo. Jeremías 24:7 nos dice:

“Les daré un corazón que me conozca, porque yo soy el Señor. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón” (versión NVI online).

Aceptemos la dádiva de Dios, el privilegio de ser restaurados para disfrutar de esa tierra nueva que él ha preparado para sus criaturas.