Sonreír, el mejor remedio

“El corazón alegre hermosea la cara…” (Proverbios 15:13 pp, Reina-Valera 2015 online)

¿Ya notaste que cuando estás feliz, lo más natural es expresarte mediante una sonrisa? Es una reacción espontánea, casi involuntaria, cuando nos sentimos bien. Incluso una sola sonrisa ayuda a liberar y aliviar el estrés del día.

¿Y sabías que cuando estamos sonriendo movemos exactamente 12 músculos faciales? Pero cuando te ríes a carcajadas puedes llegar a mover hasta 24 músculos. ¡Y cuando hablamos y reímos al mismo tiempo se necesitan 84 músculos en movimiento! ¿No es asombroso? Es decir que cuando sonreímos también estamos haciendo ejercicio muscular.

Pero los seres humanos no somos los únicos que podemos sonreír. Los científicos afirman que algunos animales como los perros, los ratones y los chimpancés producen sonidos semejantes a nuestra risa. Ellos también pueden expresar su alegría cuando están jugando o realizando alguna actividad placentera. La ciencia confirmó que los animales también tienen la capacidad de relajarse y hasta reírse, lo que les trae una sensación de alivio y bienestar.

Cada especie, sin embargo, produce sonidos y muecas diferentes de los nuestros. Seguramente has visto varios videos en las redes sociales donde podemos disfrutar de la alegría que transmiten las mascotas y otros animales.

La ciencia comprobó que sabemos sonreír desde que somos pequeños. Los investigadores reunieron datos para entender por qué sonríen los bebés. Descubrieron que la mayoría de los bebés comienzan a sonreír voluntariamente en sus primeros dos meses de vida. Otro estudio reveló que los bebés pueden sonríen aún antes de nacer.

Pero las sonrisas son muy contagiosas, ¿verdad? Cuando vemos a otros sonreír, surge un deseo de corresponder a esas sonrisas con más sonrisas. Todos asociamos la felicidad con las sonrisas. Incluso cuando no estamos de humor, pero alguien de nuestra familia nos sorprende haciéndonos cosquillas, por ejemplo, no podemos evitar sonreír.

En cuanto a lo que sucede internamente cuando sonreímos, los científicos han descubierto que nuestro organismo libera endorfinas, hormonas que actúan en la corriente sanguínea para aliviar la tensión. El movimiento de los músculos también libera esa sustancia química que actúa en nuestro cuerpo y mente, trayendo una sensación de bienestar y alegría.

La Biblia también menciona la risa y la alegría muchas veces. Por ejemplo, el rey David escribió:

“Entonces nuestra boca se llenó de risa; y nuestra lengua, de cantos de alegría. Entonces decían entre las naciones: ‘Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con estos’” (Salmos 126:2, Reina-Valera 2015 online).

A Dios no le gusta vernos tristes, y todos los que lloran serán consolados. Por causa del pecado, muchas veces nos desanimamos y no queremos sonreír. Sin embargo, en la Biblia descubrimos el amor que el Señor tiene por nosotros y el consuelo que ofrece a sus hijos. La Biblia contiene un poco de la sabiduría divina para que podamos demostrar qué bueno es reír y seguir avanzando. Entonces, cuando tropieces con algún problema o dificultad, debes hacer lo mismo que hacen algunos niños cuando tropiezan: caen y se levantan con una sonrisa divertida en el rostro; como si nada hubiera sucedido.

Y tú, ¿ya leíste tu Biblia hoy?